El Estado mexicano surge de una Revolución, y como tal, su creación, sentido y existencia se decidió en la interpretación de ese acontecimiento. Tanto el Estado y la nación mexicanos se instauraron concibiéndolos desde diferentes ideologías e intereses como el proyecto surgido de esa revolución. En este espacio registraremos la investigacion de esas diversas perspectivas ideológicas, culturales e imaginarias.

lunes, 10 de octubre de 2011

El proyecto de nación en la postura liberal cristiana de Antonio Caso


La Revolución mexicana había sumergido a la nación en el caos que tanto asustaba a los positivistas. Había fracturado la fachada de la bonanza porfirista. El juego de fuerzas desatado por la guerra hizo patente las brutales desigualdades sociales, culturales, económicas y políticas sobre las que se fundaba la nación. De manera que el fin de la Revolución marcó para muchos intelectuales la posibilidad de diagnosticar y proponer soluciones a esas grandes desigualdades.

En este sentido, Caso se ocupó del diagnóstico nacional. Sin embargo, ese diagnóstico partió de herramientas conceptuales producidas por los mismos imaginarios culturales que generaban las desigualdades y las soluciones propuestas, al no salir de ese andamiaje conceptual, no podían más que continuar esa dinámica.

A los grandes problemas nacionales de la posrevolución, que no sólo se originaron debido a las dinámicas internas de la nación, se sumaron problemas internacionales de gran envergadura que implicaban directa o indirectamente a México. Caso enfatizó la necesidad de responder a esos problemas mundiales pero siempre a través de lo que en su balance consistía la experiencia nacional propia, ya que otra forma estaba condenada al fracaso y a la repetición histórica. Se imponía la necesidad de posicionarse ante el surgimiento de los Estados totalitarios, los fascistas y el socialista, porque, en un proceso de reconformación nacional, México era vulnerable a las fuerzas sociales y políticas internas y externas. La experiencia histórica había dejado grandes enseñanzas a Caso. México no podía caer nuevamente en alguna forma de Estado totalitario. En el plano intelectual la manera de combatir esta posibilidad real era desestructurando los fundamentos del totalitarismo y proponiendo los fundamentos de otra forma de organización estatal. Caso asumió, en su imaginario de construcción nacional, como la mejor forma de organización estatal a la democracia, pero una democracia adecuada a las “circunstancias nacionales reales” y soportada por una ética basada en el personalismo cristiano; una democracia liberal elitista e ilustrada que debía desembocar en un nacional-socialismo con características muy particulares.

Para sostener las tesis planteadas he dividido en dos partes la exposición. En la primera, que juzgo determinante para comprender la postura de Caso, expongo los referentes históricos-ideológicos-intelectuales en los que Caso estuvo imbuido. En la segunda parte hago una exposición de las premisas filosófico políticas casianas sobre el Estado totalitario, sobre la noción del personalismo cristiano y sobre la democracia liberal a que debía tender México. Premisas que fundamentaron su proyecto de nación.