En la cruz del helénico guerrero
La Patria, santo amor, nos ilumina;
La libertad albea matutina
Del tracio esclavo en el suplicio fiero.
Uno hay mayor del Gólgota el madero;
Porque en el ser de paz que allí se inclina
El alma en sus anhelos se adivina
Que está crucificado en el hombre entero.
De esas tres hostias de una gran creencia,
Sólo Jesús resucitó y alcanza
Culto en la cruz, señal de su existencia.
Es que nos ha dejado su enseñanza,
Un mundo de dolor en la conciencia
Y en el cielo una sombra de esperanza.
Tres cruces. Justo Sierra
Tres cruces. Justo Sierra
Se llegaba el fin de siglo. Porfirio Díaz pensaba en la próxima reelección. El llamado grupo de los “científicos” compartían el poder desde el Congreso y las Secretarías de Estado. Era tiempo de mostrar hacia el interior y el exterior la evolución sin precedente alcanzada por México en casi un cuarto de siglo. José Yves Limantour, titular de la Secretaría de Hacienda, eligió a los dos hombres idóneos para dar fe de ello. Santiago Ballescá, editor de México a través de siglos, haciendo gala de lo más avanzado en tipografía daría forma a la gran obra.Justo Sierra Méndez, el insigne intelectual campechano, la dirigiría. El plan de la obra era mostrar el progreso en los ámbitos social, económico, cultural, militar, jurídico, político, en fin, una revisión total y unificada de la historia del país que desembocaría en el diagnóstico de la era actual. Las primeras monografías fueron encargadas a diferentes autores, la mayoría de ellos funcionarios del gobierno, mientras que el diagnóstico final sería elaborado por el mismo Sierra. Al respecto de éste, afirma Álvaro Matute: “El panegírico nunca llegó. Sierra emprendió lo que puede considerarse como la mejor síntesis de la historia mexicana nunca antes elaborada”. En esa síntesis Sierra encontró un “falla”, la mano firme que debió conducir el destino del país en tiempos de crisis, tendría que ser sustituida por un pueblo bien constituido capaz de gobernarse para emprender su verdadera evolución política. Y Sierra, agrega Álvaro Matute, se atrevió a “escribirlo en un libro publicado bajo patrocinio oficial que sería distribuido en versiones inglesa y francesa en las legaciones diplomáticas para mostrar al mundo la evolución social mexicana".