“En el principio era la acción”.
(Fausto)
1. Siqueiros y el poder subversivo de la imagen
La obra de Siqueiros, vista desde una perspectiva general, representa una radical transformación en la plástica mexicana, tanto como “una gran aportación para la plástica universal”. Sin embargo, a este primer vistazo, convendría sumar las repercusiones políticas y sociales (culturales) que el discurso (plástico, escrito u oral) de tan caro artista tuvo en la situación mexicana del siglo XX. Como resultado de la anterior operación, tendríamos que los alcances transformadores de tal obra, se emplazan más allá de la esfera de la práctica artística para repercutir en el ámbito social; no sólo la práctica plástica misma se ve transformada, sino que su expresión, a su vez, transforma el medio social en el que se inserta y del cual parte. Siqueiros parece fundir en su obra lo objetivo y lo subjetivo del mundo que él habita y contra el cual, de hecho, ha combatido; su circunstancia histórica, el nivel de desarrollo alcanzado por la sociedad, así como los crueles apellidos de tal desarrollo, se expresan en su obra de forma técnica e ideológica. Teoría y práctica se dan cita en Siqueiros abrazadas en extraña danza; exponen ante el espectador multitudinario las fisuras de ese mundo cruel, amenazante, rondado por los mismos fantasmas, agobiado por las mismas enfermedades, y logran esta exposición a partir de los avances de la técnica, de la “mecánica moderna”, a partir de las bondades del progreso tecnológico. Siqueiros, mediante la modernización en los procesos productivos, y la representación de las contradicciones sociales, ha sido capaz de llevar al espectador frente a su desolador reflejo, lo ha hecho partícipe en la composición de un drama plástico en el que asiste a la expresión dinámica de su propia aniquilación.
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Para explicarnos el papel que nuestro artista encarnó (y aún encarna) en el drama social mexicano, recurrimos a su obra y la observamos, enclavada en su contexto, desde el materialismo histórico, teoría de la cual el mismo Siqueiros abrevó para la construcción de su práctica. En este sentido, encontramos en la praxis de Siqueiros un modelo para comprehender “la función” que “el intelectual” desempeña dentro de una situación social dada. Debemos señalar que al decir “función” vamos más allá de la noción práctico-utilitaria del término; pensamos en el valor producido por el intelectual, y en la manera en que este valor se articula en su sociedad. Pero ¿Quién es “el intelectual”? ¿Cuál es la materia de su trabajo? ¿En qué consiste su trabajo?