El medio cinematográfico en Lationamerica fue dirigido por Estados Unidos a través de la OCAIA. A partir de la década de los 40s. Sin embargo, un par de años antes en 1938 y 1939 en Latinoamérica, el cine de mayor éxito era el cine argentino, ya que mucho de este fue auspiciado por empresas alemanas como la Siemens, AFGA (quien proporcionaba película virgen), además de ser apoyado por el gobierno alemán, por medio del Banco Germánico de Argentina. Esto fue porque Agentina se había declarado neutral ante la guerra y los alemanes vieron la posibiliad de tener un aliado discreto en el ámbito de los negocios, pues tanto Argentina, Brasil y Uruguay proporcioanaban materias primas para la guerra, además de poder infiltrar con mayor facilidad propaganda nazi en aquel país, todo bajo intereses económicos.
A pesar de que los gobiernos británicos, quienes fueron los primeros en tener la iniciativa de manejar el cine argentino, para contarrestar la influencia nazi, no pudieron contra la excelente y traicionera actitud d elos Estados Unidos por medio de la OCAIA, pues poco a poco fueron boicoteados sus proyectos fílmicos en aquel país. Y no sólo los británicos perdieron la guerra fílmica en esos años, sino también el cine argentino pues Estados Unidos declaró a muchos cineastas argentinos pro-nazis, agregándolos a las listas negras, además de que fueron racionalizando la película virgen para el cine argentino pues para ese entonces era imposible importarla de Europa por la guerra en el Atlántico. Así fue creciendo la industria fílmica mexicana, a costas de la argentina, pues la OCAIA había percibido que el cine mexicano había sido bien aceptado en toda Latinoamérica con su reciente éxito Allá en el rancho grande (Fernando de Fuentes, 1936), pues las audiencias latinas preferían el género del "melodrama ranchero" que el cine hollywoodense. Por lo tanto, la OCAIA y su división de cine en México la organizaron en dos ramas: películas comerciales y noticieros, para aplicar su própaganda bélica pro-aliado en toda Latinoamérica.
EL CINE
MEXICANO COMO PROPAGANDA BÉLICA.
Claudia V. Sánchez Bernal.
La Guerra.
La primera mitad del siglo XX se caracterizó por grandes guerras que cambiaron el escenario geográfico, político y social. Así estas guerras fueron totales, pues en ellas participó la masa decidida a buscar una mejor calidad de vida, sin importar que dentro de estas beligerancias se perdieran miles de vidas y que ellos mismos inmersos en ésta perdieran su personalidad respondiendo a los más brutales actos de violencia.
Con todo, la Primea Guerra Mundial no resolvió los conflictos políticos, étnicos y territoriales, sino que llevó a un estado de completa tensión entre las naciones involucradas. Pues a pesar de que la Gran Guerra terminaba en 1918, con la firma del armisticio de Rehondes entre Alemania y Francia, las otras naciones participantes continuaron con algunos conflictos, presentándose un periodo de convenios de paz entre los años de 1919 a 1920, comenzando con el Tratado de Versalles el 28 de junio de 1919 en Francia,[1] entre los Aliados y Alemania.
Sin embargo, Alemania fue el que obtuvo más restricciones dentro de estos tratados, ya que se argumento que había sido el “único responsable de la guerra”,[2] para así mantenerlo controlado y debilitado en todos los sentidos y no intentara nuevamente imponer su supremacía a los países circundantes. Así lo podemos ver en la cláusula 231 especificaba del Tratado de Versalles:
Los gobiernos aliados y asociado declaran, y Alemania reconoce, que Alemania y sus aliados son responsables, por haberlos causado, de todos los daños y pérdidas infligidas a los gobiernos aliados y asociados y sus súbditos a consecuencia de la guerra que les fue impuesta por la agresión de Alemania y sus aliados.[3]
La tensión fue creciendo durante los siguientes años y Alemania estratégicamente fue reuniendo lo necesario para una ofensiva corta, a pesar de las restricciones.[4] Bajo las hostilidades de los países aliados y el poco éxito de mantener la paz por parte de la Sociedad de Naciones, se fue configurando durante el período de entreguerras un panorama claro en el que desembocaría en una Segunda Guerra Mundial, que iniciaría el 1º de septiembre de 1939, con la invasión de Alemania a territorio polaco, provocando que para el 3 de septiembre, Inglaterra y Francia entraran a la guerra, cumpliendo con el acuerdo del tratado de ayuda anglo-polaca para la defensa de los territorios.[5]
México durante la Segunda Guerra Mundial.
Para México, este conflicto internacional fue determinante, pues después de la Revolución de 1910, el país se caracterizó por una inestabilidad económica, social y política. Esta problemática que enfrentó el Estado se agudizó aún más en años posrevolucionarios con la expropiación de la industria petrolera, decretada el 18 de marzo de 1938, por el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940).
A partir de esta expropiación y pese a presiones como el bloqueo económico y el boicot de las empresas petroleas norteamericanas e inglesas para debilitar la economía mexicana,[6] el gobierno mexicano logró poner en marcha la industria petrolera, mediante compañías independientes, como Davis and Company de Nueva York y posteriormente Eastern States Corporation de Texas, que transportaban y refinaban el combustible; de esta manera pudieron exportar petróleo mexicano a países como Alemania, Japón, Bélgica e Italia, quienes lo compraban a bajo precio o lo canjeaban por productos manufacturados para la extracción de petróleo.[7] Durante más de tres años se mantuvieron negociaciones para indemnizar a las empresas estadunidenses y británicas, pero estas negociaciones avanzaron lentamente a pesar de las propuestas de pago del gobierno mexicano.[8]
Para 1941 las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Japón se complicaron, llegando al punto de un enfrentamiento bélico entre ambas naciones.[9] En consecuencia el conflicto petrolero de México con Estados Unidos e Inglaterra tomó otro camino. El Secretario de Estado de Estados Unidos, Cordel Hull, comenzó a presionar a las compañías petroleras estadunidenses para llegar a un convenio rápidamente con el gobierno mexicano, pues no le convenía tener un enemigo en una de sus fronteras en aquellos tiempos de guerra. Por tanto, Hull propuso una Comisión valuadora con representantes de ambos países para estimar el precio de las propiedades de las compañías petroleras norteamericanas y acordar su pago con el gobierno mexicano.[10] También en estos convenios se negoció la compra de 25 millones de dólares en plata mexicana anualmente, llevando a la economía del país a un periodo de estabilidad.[11]
La posición que tomó México en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial - septiembre 1939 a diciembre 1941-, fue de un estado de neutralidad, que realmente era simulada,[12] como se verá a continuación.
Por un lado, a partir de que México participó desde 1939, junto con Estados Unidos y más de 20 naciones de América en la Declaración de Panamá, donde se acordó la cooperación entre naciones para la seguridad del continente. Para julio de 1940, se llevó a cabo otra reunión, la Conferencia de la Habana, en la cual México declaró su solidaridad con las naciones americanas en caso de un ataque militar de los países del Eje; con esto, México hacía a un lado su estado de neutralidad y comenzaba así, de manera cautelosa, su participación en la contienda internacional.[13]
Cabe mencionar que a partir de que México se declaró como un país neutral, los barcos de países del Eje, sobre todo italianos y alemanes, se refugiaron en puertos nacionales para no ser víctimas del conflicto que se llevaba a cabo en el Atlántico. Algunos de estos buques en los últimos años se habían dedicado a transportar a refugiados europeos -sobre todo judíos- al Continente Americano, como fue el caso del buque alemán Orinoco, que el 22 de octubre de 1938 llegó al puerto de Veracruz con refugiados judíos; sin embargo, éstos no pudieron desembarcar al territorio mexicano, ya que las autoridades no lo permitieron.[14] Fue así, que desde septiembre de 1939, al no poder regresar a Europa para continuar con su labor de transporte de pasajeros, quedaron varados en puertos mexicanos.
Incautación de buques
Otro factor que puso en entredicho la neutralidad de México, fue la apropiación de buques pertenecientes a países beligerantes, varados desde 1939 en puertos mexicanos; esta decisión fue tomada por el gobierno mexicano al enterarse del atentado de tripulantes del buque italiano Atlas en aguas nacionales, además estos numerosos actos en varios países del continente americano.[15] Por tanto, y para la seguridad nacional, el 1° de abril son confiscadas las naves y el 10 de abril de 1941, el presidente Manuel Ávila Camacho hace oficial con el decreto de incautación de buques de países beligerantes,[16] anclados en los puertos de Veracruz y Tampico, sumando un total de diez italianos y tres alemanes.[17]
Al realizarse en abril de 1941 el embargo de barcos beligerantes aplicando la Doctrina Internacional (Angaria).[18] El gobierno mexicano y Petróleos Mexicanos, emplearon algunos de estos barcos para el transporte de hidrocarburos hacia Estados Unidos, asimismo, los buques Orinoco, Hameln, Marina O, fueron enviados a la administración de la Compañía Mexicana de Navegación, para servicio mercante y de pasaje,[19] y dado el conflicto bélico en el Atlántico, los buques fueron abanderados como mexicanos para su seguridad.[20] Esta incautación estaba respaldada por el compromiso del gobierno mexicano de pagar a sus legítimos dueños, una vez terminadas las hostilidades, la indemnización correspondiente.[21] Sin embargo, las compañías navieras manifestaron su inconformidad por el decomiso y presentaron una solicitud de amparo, suspendida por el Departamento Jurídico de la Secretaría de Marina.[22]
Buque Orinoco Desembarco de los tripulantes del Orinoco.
Era claro que México no podía sostener más su estado de neutralidad, pues desde su participación en las reuniones internacionales para la defensa del continente, los convenios realizados con Estados Unidos y la incautación de barcos de países beligerantes, su posición neutral era realmente complicada y requería inmediatamente de una decisión que no afectara los intereses del país. De esta forma, el gobierno de Ávila Camacho, desde el 8 de diciembre de 1941, formalizó su participación en la contienda internacional solidarizándose con los países aliados.
Declaración de Estado de Guerra.
El año de 1942 fue decisivo para México, sus barcos tenían que navegar cerca de la costa para no ser atacados, dado el conflicto bélico en el Atlántico. Durante el mes de marzo del mismo año, los submarinos alemanes que operaban en el golfo de México advirtieron a los buques mercantes mexicanos que transportaban petróleo hacia Estados Unidos, que cesaran sus actividades de suministro de combustible, ya que transgredían con su postura neutral frente a la guerra.[23]
A pesar de las precauciones tomadas por la marina mexicana y las advertencias de los submarinos alemanes, el 13 de mayo de 1942, en el transcurso de la noche, fue torpedeado y hundido frente a las costas de Miami, el buque-tanque mexicano Potrero del Llano por el submarino alemán U-564, tipo VII C, al mando del capitán Reinhard Suhern.[24] La noticia fue conocida hasta el día siguiente, cuando el secretario de Relaciones Exteriores Ezequiel Padilla, informó al presidente Ávila Camacho del ataque a un buque mexicano en el Golfo de México. Posteriormente, el primer periódico en dar la nota sobre el ataque, fue La Prensa, el cual en la primera plana informaba: Barco mexicano hundido hoy por los submarinos;[25] sin embargo, la información era incorrecta, pues se decía que toda la tripulación había muerto. A partir de este momento, la prensa comenzó con un bombardeo de notas sobre el acontecimiento, tomando una posición beligerante frente a lo ocurrido, y a la vez creando un nerviosismo y confusión entre la población.
Durante esos momentos críticos, la confusión se presentó con varias noticias al rededor de este hundimiento, pues aseveró que el Potrero del Llano había sido hundido por Estados Unidos para que México declarase abiertamente la guerra contra el Eje; fue este sin duda uno de los rumores más fuertes, por lo que de inmediato se comenzó a publicar notas en las cuales se afirmó la participación de espías nazis en el territorio nacional y su clara intervención en el hundimiento, para así desviar el rumor que afectaba la imagen de Estados Unidos.
En los diarios se comenzó a leer sobre las redes de espionaje que existían en el país: “Los submarinos nazis recibieron informes de la quinta columna en México, para los hundimientos”,[26] esta información era proporcionada por la revista de tendencia anti nazi, Alemania Libre, publicaba el día 23 de mayo:
El hundimiento del barco –tanque mexicano Potrero del Llano por un sumergible alemán en el Golfo de México ha confirmado nuevamente la certeza de que los organizadores ilegales nazis dirigen desde costas y puertos las criminales acciones de la flota alemana de submarinos. La policía detuvo en pasadas semanas un gran número de agentes nazis y descubrió una amplia red de espionaje en el Golfo de México y en la Costa del Pacífico. La investigación ha demostrado que los agentes del “Hafendienst” (servicio de puertos) nazi colaboran estrechamente con todas las organizaciones nazis y sobre todo con el Partido nazi ilegal que actúa en el interior de la República y se halla ahora bajo la dirección del Colegio Alemán en Puebla, Fritz Theiss. La detención recientemente llevada a cabo, del jefe del “Hafendienst” y de la Gestapo en México, Georg Nikolaus, ha puesto también al desnudo estas conexiones.[27]
Una semana después, el 20 de mayo, es hundido el buque-tanque Faja de Oro, en las mismas costas de Florida. Entre mayo de 1942 a octubre de 1944, fueron hundidos seis buque-tanques mexicanos más.[28]Desde estos hundimientos, la reacción del gobierno fue enérgica ante los responsables de estos ataques. El presidente Ávila Camacho presentó una nota de protesta contra los países del Eje en la Embajada Sueca, exigiendo una reparación por los daños causados para antes del 21 de mayo de 1942:
Si para el próximo jueves 21 del corriente México no ha recibido del país responsable de la agresión una satisfacción completa, así como de las garantías de que le serán debidamente cubiertas las indemnizaciones por los daños y perjuicios sufridos, el gobierno de la República adoptará inmediatamente las medidas que exija el honor nacional.[29]
Sin embargo, Alemania se negó a recibir la nota de protesta y Japón e Italia no contestaron a tal petición. Ante tal negativa, el Ejecutivo citó a una reunión extraordinaria en el Congreso para tomar una decisión frente a la agresión hecha a la marina mexicana. Es así que, el 28 y 29 de mayo, la Cámara de diputados acordó las medidas necesarias para la defensa del país, y para el 1º de junio el presidente de México declaró al país en un Estado de Guerra,[30] y a consecuencia de tal situación, se suspendieron las garantías individuales en todo el territorio.[31] La respuesta de los gobernantes estatales fue inmediata, para el 2 de junio se publicaba en los diarios nacionales un manifiesto firmado por éstos, en el cual apoyaban totalmente al gobierno de Ávila Camacho para la defensa de la nación.[32]
Publicado dicho decreto el día 3 de junio de 1942, el presiente Ávila Camacho, declaró por medio de un mensaje transmitido por la radio a nivel nacional, que México entraba en un Estado de Guerra contra la naciones del Eje.[33] En su discurso expuso los motivos por los que tomó dicha decisión: el hundimiento de buques mexicanos en litorales nacionales por parte de submarinos alemanes y la negativa de recibir la nota de protesta hecha por gobierno mexicano a los países del Eje.[34]
A pesar de la declaración de Estado de Guerra, México no se comprometió abiertamente a una participación militar en Europa y Asia, pues no contaba con la infraestructura para hacerlo; sin embargo, sí se comprometió a producir materiales bélicos que sirvieran a los países aliados para combatir al enemigo. También aceleró los trabajos de seguridad interna, como fueron los simulacros antiaéreos realizados en la Ciudad de México,[35] además reorganizó al ejército, sobre todo en la Región Militar del Pacifico, dirigida por el general Lázaro Cárdenas.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN: PROPAGANDA BÉLICA.
Durante la Segunda Guerra Mundial la propaganda en medios masivos de comunicación fue indispensable para las estrategias bélicas, pues se requirió para convencer a la población sobre los beneficios de la guerra. En el caso de México, las comunicaciones fueron de gran ayuda para que el gobierno de Manuel Ávila Camacho llevara a cabo su propuesta política de Unidad Nacional, además de fomentar una antipatía a todo lo procedente de los países del Eje, pues desde expropiación petrolera de 1938, ésta se había incrementado por Estados Unidos.
Así los medios masivos de comunicación como la radio, la prensa y el cine, fueron el arma que utilizaron para enfrentar otra guerra entre los aliados y el Eje, pero ahora de forma ideológica. Por un lado, los alemanes en México tenían su oficina de propaganda en la calle de Viena y estuvo dirigida por el Agregado de Prensa Arthur Dietrich[36] para promover por medio del apoyo de empresas trasnacionales alemanas una opinión favorable hacia ellos. Uno de los medios que utilizaron fueron los periódicos Defensa, Periódico Alemán de México y la revista Timón, ésta dirigida por José Vasconcelos.
Por otro lado, tanto Francia como Inglaterra como aliados se unieron para contrarrestar la gran labor propagandística que había logrado Dietrich en México, así crearon en 1940 el Comité Interaliado de Propaganda; cuya dirección estaba a cargo del ministro Francés Albert Bodard, cónsul general Británico, Thomas Ifor Rees y otros representantes de países aliados.[37]
En cuanto a Estado Unidos la preocupación por la guerra iba creciendo por lo que decidió enfrentarla de la misma manera a través de los medios de comunicación; así, el presidente F. Roosevelt, decretó el 16 de agosto de 1940 la creación de la Oficina del Coordinador de Relaciones Comerciales y Culturales, después identificada como Oficina del Coordinador de Asuntos Inter-Americanos (OCAIA), dirigido por Nelson Rockefeller, con el objetivo de combatir la simpatía que existía en la población latinoamericana por Alemania, Italia y Japón[38] y cambiar esa situación a su favor. La estructura estaba compuesta por Divisiones especializadas, por ejemplo: había un departamento especializado en Relaciones Económicas estaba organizado en: Estabilización económica, Listas Negras, Asignación de materiales; en cuanto a comunicaciones tenemos la División de: Prensa, Radio dirigido por Herbert Cerwin, y Cine dirigido por John Hay Whitney.[39] En México este organismo estuvo dirigido por James R. Woodul presidente de American Smelting & Refining Company entre otros empresarios estadunidenses, cuyas oficinas se encontraban en la calle de Ejido 43, despacho 508, ahí establecieron su despacho “American Association of Advertising Agencies”.[40]
La OCAIA desde sus inicios siempre tuvo un contacto estrecho con el Departamento de Estado de E. U. y el gobierno de México, como lo podemos ver en el memorándum que envío el embajador de México en E. U. Francisco Castillo Nájera al presidente Manuel Ávila Camacho:
“A partir de la declaración de guerra en diciembre de 1941, la oficina se encarga de procurar el desarrollo de los recursos naturales en las Republicas Americanas, con el fin de extraer los materiales para el uso de la industria de guerra, especialmente el hule […] La oficina del Coordinador funciona como parte integrante de las oficinas ejecutivas del Presidente Roosevelt, creadas con motivo de la guerra y que denominan “Oficinas de Dirección de Emergencia” (Offices of Emergency Management). Trabaja en íntima conexión con el Departamento de Estado […] Además, en cada una de las Repúblicas de América, existe una comisión Coordinadora (Coordination Committee). […]. En lo personal, e independientemente de sus funciones oficiales propias, tanto el Coordinador, Sr. Rockefeller, como el Sr. Rovenski, Jefe del Departamento de Asuntos Comerciales y Financieros, en varias ocasiones han otorgado su ayuda a nuestro Gobierno (mexicano)”.[41]
Así podemos ver cómo se estableció este organismo (OCAIA) en toda Latinoamérica, tomando como país base a México con consentimiento del mismo gobierno de Ávila Camacho para llevar a cabo sus planes de propaganda bélica a través de los medios masivos de comunicación y poder librar la otra guerra ideológica que se desarrollaba paralelamente con la guerra en Europa.
CINE DE PROPAGANDA
Como hemos visto el medio cinematográfico en Latinoamérica fue dirigido por Estados Unidos a través de la OCAIA, a partir de la década de los 40’s. Sin embargo, un par de años antes en 1938 y 1939 en Latinoamérica, el cine de mayor éxito era el cine argentino, ya que mucho de éste fue auspiciado por empresas alemanas como la Siemens, AGFA[42] (quien proporcionaba película virgen), además de ser apoyadas por el mismo gobierno alemán, por medio del Banco Germánico de Argentina. Esto fue por que Argentina se había declarado neutral ante la guerra y los alemanes vieron la posibilidad de tener un aliado discreto en al ámbito de los negocios, pues tanto Argentina, Brasil y Uruguay proporcionaban materias primas para la guerra, además de poder infiltrar con mayor facilidad propaganda nazi en aquél país, todo esto bajo intereses económicos.
A pesar de que los británicos, quienes fueron los primeros en tener la iniciativa de manejar al cine argentino, para contrarrestar la influencia nazi, no pudieron contra la excelente y traicionera actitud de Estados Unidos por medio de la OCAIA, pues poco a poco fueron boicoteados sus proyectos fílmicos en aquél país. Y no sólo los británicos perdieron la guerra fílmica de estos años, sino también el cine argentino, pues Estados Unidos declaró a muchos cineastas argentinos como pro-nazis, agregándolos a las listas negras; además de que fueron racionalizando la película virgen para el cine argentino, pues para ese entonces era casi imposible importarla de Europa por la guerra en el Atlántico.
Así fue creciendo la industria fílmica mexicana, a costas de la argentina, pues, la OCAIA percibió que el cine mexicano había sido muy bien aceptado en toda Latinoamérica con su reciente éxito Allá en el Rancho Grande (Fernando de Fuentes, 1936), pues las audiencias latinas preferían el género de “melodrama ranchero” que el cine hollywoodense. Por tanto, la OCAIA y su División de Cine en México la organizaron en dos grandes ramas: películas comerciales y noticieros, para aplicar su programa de propaganda bélica pro-aliado en toda Latinoamérica.
Para que todo esto se llevara a cabo, hubo un convenio de por medio firmado por la OCAIA y el Comité Coordinador de Fomento de la Industria Cinematográfica Mexicana.[43] Este convenio se llevó a cabo en el 15 de junio de 1942, entre los directivos Whitney –Alstock y dicho Comité en el aeropuerto de la Cuidad de México, antes de que éstos regresaran a Washington, pues no quisieron realizarla en la embajada Estadunidense, ya que embajador de Estado Unidos en México George S. Messersmith, estaba en contra de dicho convenio pues pensaba que el gobierno estadunidense no debía convertirse en productor del cine mexicano, y por tal razón tuvo muchas desavenencias con los directivos de la OCAIA, pues amenazaba con sus planes propagandísticos.[44]
Entre algunos acuerdos de este convenio estaba: la OCAIA proporcionaría película virgen a productores mexicanos, como Salvador Elizondo, Raúl de Anda, Jesús Grovas, entre otros; la distribución de cine mexicano por toda Sudamérica; camiones de proyección para toda la República, pantallas, aparatos de 16mm, etc. Pero lo mejor del convenio fue que por medio del Banco de México, la OCAIA depositaría dinero en un fideicomiso que la Secretaría de Hacienda transfería al Banco Cinematográfico, S.A. de C. V.[45] (que apenas había sido creado) y que se les proporcionaba a los productores, (misma acción que ya había realizado Alemania en Argentina), bajo la condición de que fueran utilizados únicamente para la producción de cine de propaganda bélica, pero no siempre se cumplió con esta condición, ya que en la mayoría de las películas realizadas siempre se hacía una pequeña mención de la guerra, el panamericanismo y de la unión nacional, así que se aprovecho de esta situación sobre todo a los productores elegidos para que el cine mexicano creciera enormemente durante esta época.
Noticieros, animación y cortos, documentales...
Los noticieros fueron muy bien aceptados por el público latinoamericano, pues Estados Unidos invirtió dinero y fuerza de trabajo para que estos estuvieran lo mejor logrados, así contrato a las mejores compañías productoras de noticias de su país, y la OCAIA les pagaba la mitad de los costos a los corresponsales y las productoras la otra mitad lo cual fue un excelente negocio para éstos; entre los noticieros con más éxito fueron los de las batallas aéreas.
Otros cortos que también tuvieron mucho éxito fueron los producidos por Walt Disney, quien en 1941 firmó un contrato con la OCAIA, y produjo la película Saludos Amigos, donde se promovía el Panamericanismo, con personajes y escenas de países Sudamericanos.[46] W. Disney realizó otras 5 películas más, entre ellas Los Tres Caballeros, donde se agregó un personaje más que representaba a México, así crearon Panchito Pistolas, con todos los elementos hasta el momento característicos de lo que es un mexicano: sombrero y vestimenta de charro, sus pistolas y su inseparable guitarra; lo acompañaba el Pato Donald y Pepe Carioca, el perico que representaba a Brasil. También es importante mencionar que después de este contrato Disney-OCAIA, el primero salió de sus deudas y pudo iniciar así su gran emporio.[47]
Asimismo hubo películas de corte político como el discurso del Presidente titulado Mensaje del Presidente Manuel Ávila Camacho el 9 de diciembre de 1941; otros fueron: México en la Guerra, Cómo responde México al llamado continental (1942) y México construye una democracia (1943); éste último fue dirigido por Alvin Gordon en México y patrocinado por la OCAIA con la colaboración de Manuel Gamio (director del Departamento de Asuntos Indígenas), y de Alfonso Caso (director del Instituto Nacional de Antropología).[48]
Películas comerciales: cine bélico…
A partir de 1942, se comenzó a realizar oficialmente películas comerciales propiamente de propaganda bélica, como Soy puro mexicano (Emilio “Indio” Fernández, 1942). Sin embargo, la primera en realizarse fue Cinco fueron escogidos (Herbert Klein, 1941), película financiada por capital privado y el Banco Cinematográfico, prueba de que la OCAIA había comenzada desde antes con su plan de propaganda bélica antes de firmar el convenio antes mencionado; la trama de esta película se desarrolla en Yugoslavia y trata sobre la invasión alemana a éste país. También se hicieron Espionaje en el Golfo (Rolando Aguilar, 1943); Tres Hermanos (José Benavides, 1943); Cuando escuches este vals (José Luis Bueno, 1944); Cadetes de la Naval (Fernando A. Palacios, 1944); Corazones de México (Roberto Gavaldón, 1945); Escuadrón 201 (Jaime Salvador, 1945).
Además de innumerables películas donde se hace mención el tema de la guerra, durante estos años bélicos y, posteriormente como lo podemos ver a finales de la década en la película de Salón México (Emilio Fernández, 1948); donde constantemente están recordando al Escuadrón 201, con escenas de aviones y rememorando un hechos histórico trascendente, convirtiendo al personaje de “Roberto” (Roberto Cañedo) en un héroe nacional por sus valientes hazañas en la guerra.
Estas situaciones no eran accidentales ni parte de la trama, sino estaban establecidas bajo varias recomendaciones realizadas por el Comité Coordinador de México a la OCAIA en Washington y que a su vez serían transmitidas a Hollywood, pues mostraban las preocupaciones que se tenían por el contenido de los filmes:
1. No abusar de la expresión “democracia”; emplear también palabras como “Libertad”, etc.; 2. Tomar en cuenta que México “no ha sido tanto pro-eje o pro-alemán como […] anti-americano y, hasta cierto punto, anti-imperialista (esto es anti- británico) […] La propaganda alemana ha explotado cuidadosamente esta actitud”; 3. Evitar referencias despectivas a España, pues aún cuando en México no se ve bien el régimen de Franco, “existen aún importantes lazos culturales entre las dos naciones”. Considerar también la simpatía con que los mexicanos ven la defensa de Estados Unidos de las Filipinas, país considerado como latino; 4. Tomar en cuenta, al producir las películas, el aprecio del mexicano por sus valores familiares y religiosos, especialmente por la religión Católica; 5. Parte del sentimiento anti-norteamericano en México se debe a la imagen de superioridad que los estadunidenses han proyectado. El mostrar la American Way of Life como algo casi perfecto haría demasiado aburridos los filmes: “Pedimos que se incluyan algunas escenas de nuestros defectos nacionales y que se presenten de manera semi-cómica, humorística”; 6. Evitar referencias a las relaciones entre el capital y el trabajo, o a la cuestión de la expropiación de la propiedad; 7. Hacer mayor énfasis en los sacrificios que la población norteamericana realiza a su vida diaria por motivos de guerra: “En México la propaganda alemana está fomentando la creencia de que Estados Unidos está conservando todo para sí y se rehúsa a exportar artículos como llantas”; 8. Tomar en cuenta que muchos mexicanos ven con mucho escepticismo la expresión “buenos vecinos” y las declaraciones sobre el desinterés que Estados Unidos asegura tener al ayudar a estos países durante la guerra. “Ellos sienten, obviamente, que […] si su bienestar no ha sido para nosotros un asunto de preocupación desinteresada durante cien años, no puede llegar a serlo de la noche a la mañana”.[49]
Bajo estas condiciones podemos ver cómo fue conformado el imaginario del mexicano y cómo se fueron formando los estereotipos nacionales de la cultura popular mexicana.
SOY PURO MEXICANO
[Para este trabajo sólo me ocuparé de una película, Soy puro mexicano, pues es una de las películas más representativas de todo este imaginario de guerra y nacionalismo que se creó durante este periodo bélico.]
La película Soy puro mexicano se caracterizó por la mezcla del exitoso género melodrama ranchero, de cine de espionaje y aspectos de la guerra. La dirección y el argumento fueron realizados por nada menos que Emilio “Indio” Fernández (104-1986), siendo su segunda película que dirigiría, pues anteriormente había participado en el cine estadunidense y mexicano como actor y después como guionista y argumentista.[50] La adaptación estuvo a cargo de Roberto O’Quigley (1913-1989), guionista y director estadunidense que se estableció en México para el año de 1934, y que colaboró fructíferamente con la cinematografía mexicana.[51]Los protagonistas fueron Pedro Armendáriz como “Lupe Padilla”, David Silva como “Juan Fernández” y Raquel Rojas como “Raquel”.[52]
Fue estrenada el 16 de septiembre de 1942, en el cine Palacio Chino y su propaganda se caracterizó por tener un profundo mensaje nacionalista, así era anunciada: “Orgullosamente la mejor película nacional”; justo en el “mes de la patria”, esto fue aprovechado para canalizar este nacionalismo al esfuerzo bélico.[53]
Para introducir al público al tema de la guerra y a la trama de ésta, en las primeras escenas se muestra un globo terráqueo con Europa incendiada y en seguida con stock shots: imágenes de aviones bombardeando ciudades, tanques de guerra, buques torpedeados. Luego tenemos la imagen, otra vez del globo terráqueo dirigiéndose hacia América y en específico a México dónde encontramos una toma abierta del cielo y en un segundo plano un las cúpulas de una iglesia; posteriormente a estas imágenes tenemos a varias mujeres portando trajes típicos, una corrida de toros; escenas llenas de estereotipos “mexicanos” que sirvieron al Estado para fortalecer el nacionalismo y promover la política conciliadora del gobierno de Ávila Camacho.
En la siguiente escena se escucha a un locutor de radio transmitiendo un mensaje del Secretaria de Relaciones Exteriores Ezequiel Padilla que realizó en la conferencia de Río de Janeiro, donde expone que:
“[…] estamos aquí para deliberar sobre la suerte de América, la guerra nos envuelve y nos apremia emplazándonos cada día por todas partes […] Todas nuestras ideas están en riesgo de perecer, no podemos ya acariciar la ilusión en que vivimos en un remanso de tranquilidad en la catástrofe del mundo” […].[54]
Después de dar el mensaje del funcionario, donde éste apela al pueblo mexicano para defender a todas las naciones involucradas. La siguiente nota del locutor es de otro Padilla, de “Lupe Padilla”, un bandido con facha todavía de caudillo revolucionario el cual será fusilado, muestra de que la Revolución ha terminado y que la modernidad ha llegado a México.
En estas primeras escenas es claro que Emilio Fernández plantea una postura muy clara sobre la situación de México, un país pacífico en donde las tradiciones culturales continuaban y que por esa razón el país debía de ser protegido apelando a los sentimiento de la masa para incitar a los mexicanos y a los latinos a tomar acciones violentas contra los enemigos extranjeros, ya que el temor seguía latente por la posible dominación de otros gobiernos como en otras ocasiones dentro de la historia del país.
La trama de la historia se desarrolla en una hacienda mexicana, cerca del poblado de San Marcos, estado de Jalisco, presentando así a los demás personajes; ahí van a llegar los espías alemanes, japoneses e italianos todos ellos van a formar parte de la intriga, además de un agente español X-32 interpretado por Antonio Bravo, que junto con Raquel (la pochita), que serán en realidad contraespías. También llega a dicha hacienda Juan Hernández (David Silva), un periodista mexicano que fue enviado para cubrir el fusilamiento de Padilla. Después de haber logrado escapar de prisión Lupe Padilla, se refugia junto con sus hombres en la misma hacienda, para tomar el control total del lugar y descubrir la conspiración de estos espías, así la hacienda típica mexicana se convierte en el ombligo del mundo y donde se logra detener una invasión extranjera. Aquí Emilio Fernández presenta una comedia de enredos con tintes patrióticos, donde el mexicanismo se pone en contraste con el cosmopolitanismo de sus adversarios, y el machismo del mexicano lograra detener a los enemigos extranjeros, aunque fueran superiores en varios aspectos.
Por otra parte, el “Indio” Fernández hace uso de los estereotipos para que cada personaje sea identificado fácilmente por el público, mostrando las características más comunes de cada personaje y poniendo en claro que el otro: el extranjero, será el enemigo y los mexicanos y estadunidenses serán los aliados en esta guerra. Así tenemos a Pedro Armendáriz personificando al mexicano Lupe Padilla “un bandido” vestido con sarape y sombrero de charro, que representa al mexicano revolucionario, el cual respeta las costumbres y las tradiciones, siendo parte fundamental de la conformación del nacionalismo e imaginario mexicano que querían transmitir a México y al extranjero; sin embargo, no deja de ser un hombre macho, jefe explosivo y un tanto caprichoso al momento de dar órdenes a su banda, pero al mismo tiempo muestra la lealtad del mexicano y el cumplimiento de su palabra todo esto para formar esta idea de cómo es y debe ser el mexicano. En contraposición el personaje del periodista Juan Fernández (Davis Silva), que representa otra parte de la población mexicana, pues desde su vestimenta se reconoce que proviene de la cuidad: el hombre moderno, con una profesión e informado de los acontecimientos mundiales, y consciente del peligro de la guerra y de una invasión extranjera.
Al mismo tiempo se presenta el personaje del contraespía español es descubierto por los nazis y a punto de ser asesinado da una breve explicación sobre lo que fue la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial y de la postura de México frente a la dictadura de Franco y en este discurso se plantea una reconciliación con los españoles:
En cuanto a mí se me espera lo sé y podéis empezar, no sin antes deciros, que sí, que soy español, que en España la gente vivía tranquila y contenta hasta que estalló una lucha que vosotros hicisteis creer que era entre hermanos, y que fue provocada por vosotros; aquella lucha no era entre hermanos, no! Fue el comienzo de esta guerra que vosotros habéis extendido con vuestra barbarie, vuestro egoísmo y ese afán de imponer vuestra absurda superioridad de raza. ¡Farsantes! Esta guerra, impuesta por vosotros, me ha costado, dos hermanos, la mutilación de mi hijita y la destrucción de mi casa por una bomba alemana allá en Madrid. He soportado la vida hasta ahora sólo para vengarme, y ya lo he hecho con muchos de vosotros en toda la América Latina, si ahora me toca a mí, estoy listo. Una víctima más de vuestro inmenso crimen, pero moriré peleando. ¡Canallas!.[55]
Esto es muestra de que las recomendaciones propuestas por la OCAIA estaban siendo consideradas al pie de la letra. [56]
Otro punto importante que aborda la película es la diferencia de razas; éstas entendidas como un grupo de individuos que comparte las mismas características genéticas, pero que finalmente, las razas se diferencian por las construcciones sociales que se hacen de ésta.[57]Sin embargo, México no cabía dentro de esta superioridad de razas, pues su población en su mayoría era mestiza. Y en esta película se refuerza esta idea, pues desde el titulo Soy puro mexicano, se alude a la superioridad del mestizo, tan promovido por los intelectuales posrevolucionarios como J. Vasconcelos, Diego Rivera, entre otros; esto se muestra en el transcurso de la película, ya que los enemigos extranjeros, o sea, los espías del Eje, nunca logran deshacerse del protagonista Lupe Padilla, un mestizo. Por ejemplo, en uno de los versos de la canción interpretada por Pedro Vargas dice:
Es mi raza de las buenas
Pues me corre por la venas
sangre de indio y de español,
una pa’ morir sonriendo
y otra pa’ vivir peleando
muy bien puesto el corazón.
En esta estrofa tenemos una clara reafirmación de que el mestizaje es superior a las demás razas, incluso a la raza aria. Y durante toda la película la superioridad del protagonista un mestizo- Lupe Padilla- logra exponer la inferioridad de los otros, poniéndolos en ridículo, pues todos los intentos por deshacerse de él, acaban siendo inútiles, a pesar de que el espía alemán Rudolph Hermann von Riker (Charles Rooner), les explica sobre la superioridad de la raza aria “… los mestizos son algo ingenuos en sus contextos, no entienden la superioridad de una raza pura como el alemán, por eso mi trabajo debe continuar, sobre todo en estos momentos, y aquí en América”.[58]
La superioridad de la raza mestiza sobre la indígena, se muestra después de escuchar una canción a la virgen de Guadalupe, el protagonista Lupe Padilla le aconseja a un niño indígena que lo admira y que quiere ser como él, para que se supere por medio de la educación, pues ésta es un motor para un asenso social, tan promovido durante este por los posrevolucionarios: “Tú aprenderás a leer y escribir y puede ser que algún día tú seas dueño de un ranchito, un buen caballo y una bonita mujer […] si tú quieres ser feliz, debes trabajar; trabajar duro y ser honrado. Ser un buen mexicano”.[59] Tras estos diálogos se pretende que el público conciba al mestizo como una raza superior, para fomenta el nacionalismo revolucionario.[60]
Al mismo tiempo la imagen del extranjero es tomada de forma muy particular por Fernández, pues ridiculiza al extremo a los personajes y los presenta con el cuestionamiento de Lupe Padilla: “qué clase de güeros son ustedes”; así al alemán lo presenta como el más malo de todos y la cabeza de dicha conspiración, se identifica por tener un acento marcado por la r y las ies, además de ser un personaje que es autoritario, líder de dicha conspiración además de mostrar su pensamiento ario como ya vimos anteriormente. Por otro lado, tenemos al italiano Benvenuto, identificado también por su acento, y por ser parte de la nobleza italiana, ya que resulta ser un conde napolitano venido a menos por el gobierno de Mussolini, a lo largo de la trama se muestra a través de este personaje el papel que ocupó Italia dentro de este conflicto bélico, un aliado y servidor sin mayor influencia dentro del conflicto mundial. El personaje extranjero en aparecer y con toda la intención hasta el último es el japonés Osoruki Kamasuri, interpretado por Andrés Soler, pues su aparición nos sugiere como se habían presentado las condiciones de los protagonistas en la realidad de esta guerra. Asimismo, Fernández hace mofa del personaje japonés, pues Lupe Padilla lo llama “ojos de hormiga”, “otro chino” y éste lo corrige diciéndole “soy japonés”, ya que esto es un reflejo de que hasta el momento de la Segunda Guerra Mundial por las circunstancias, se logró hacer una diferencia entre los chinos y los japoneses, pues era muy común identificar a los asiáticos como “chinos” en forma despectiva y sin ninguna diferencia pues “todos son iguales”; con esto se pretendía apelar al sentimiento de la masa para que confrontara de manera violenta al enemigo y defendiera su libertad y nación.
Sin embargo, no pasa lo mismo con el personaje de Raquel interpretado por la actriz norteamericana Raquel Rojas, una “pocha” como la nombra Padilla; ella será una contra espía, que resulta ser estadunidense, texana, la cual sacrificará hasta su vida por defender y desarticular los planes de los países del Eje; así durante la película Lupe Padilla siempre está coqueteando con ella y admirando su belleza y valentía, hasta de dejar a un lado su machismo para expresar que “me parece que usted y yo nos vamos entender muy bien”, logrando así que la imagen estadounidense quede resguardada por sus buenas intenciones para con México y los propósitos propagandísticos de la OCAIA y del gobierno mexicano.
Así, por medio de los estereotipos, imágenes, símbolos y relatos históricos a los que recurren en esta película y en el cine mexicano de esta época, consiguen construir una identidad nacional que es necesaria para un Estado moderno al que México se estaba dirigiendo en esos años.
La música
Durante toda la película el nacionalismo está presente de principio a fin, como en la música y canción que acompaña siempre a Lupe Padilla, pues a pesar del alto impacto del cine en la población, lo que realmente dejaba en la memoria de la gente era música que a través de la radio tenía más impacto en la sociedad, ya que ésta era de más fácil acceso.[61]
Esta canción ¡Viva México! ¡Viva América!, escrita por Ernesto Cortázar e interpretada por Pedro Vargas, se repite durante toda la película; en su letra se recurre al sentimiento patriótico y nacionalista apelando a la historia mexicana para fortalecer este sentimiento nacionalista reactivarlo con las experiencias que el pueblo tuvo en pasadas guerras, como las invasiones extranjeras o la Revolución mexicana, además de fomentar el panamericanismo y la unión nacional.[62] También expone el desprecio por el otro, pues defiende a su raza mexicana repitiendo hasta el cansancio que es mexicano y puro de raza, hasta rayar con el racismo que es latente siempre en una comunidad y que lo identifica ante los otros, que constantemente lo han querido dominar. Además de que dicha canción es creada bajo el género ranchero muy de moda en aquellos años en los que la radio, también dirigida por la OCAIA[63] e hizo de esta música un éxito nacional.
Soy puro mexicano
nacido en este suelo,
en esta hermosa tierra
que es mi linda nación.
Mi México querido
qué linda es mi bandera,
si alguno la mancilla,
le parto el corazón.
¡Viva México! ¡Viva América!
¡Oh suelo bendito de Dios!
¡Viva México! ¡Viva América!
Mi sangre por ti daré yo.
Soy puro mexicano
y nunca me he dejado
si quieren informarse
la historia lo dirá
que México es valiente
y nunca se ha rajado
¡Viva la democracia! y
¡También la libertad!
¡Viva México! ¡Viva América!
¡Oh suelo bendito de Dios!
¡Viva México! ¡Viva América!
Mi sangre por ti daré yo
Soy puro mexicano
Por eso estoy dispuesto
si México lo quiere
que tenga que pelear
mi vida se la ofrezco
al cabo él me la ha dado
y como buen soldado
yo se la quiero dar
¡Viva México! ¡Viva América![64]
Es evidente que una de las recomendaciones de la OCAIA en México[65], en donde solicitaba tomar en cuenta la devoción por la fe católica, así en esta película también se hace referencia por medio de una canción a la Virgen de Guadalupe, que siempre estará presente dentro del cine y de la cultura y la identidad y el ser mexicano.
Imágenes de la película Soy puro mexicano.
Conclusiones.
La guerra propagandística que fue paralela a la guerra armada, logró por medio de sus armas más eficaces la victoria del bando aliado. Pues, a través de los medios masivos de comunicación pudieron provocar cambios en la opinión pública, dependiendo de la intensidad con la que se informaba al público, tal vez, en algunos casos se provocaron cambios involuntarios, la asimilación e interpretación de la audiencia no fue uniforme. Así que por medio del bombardeo de sonidos, imágenes y símbolos, los cuales formaron parte del programa de Estado estadunidense y mexicano por medio de la OCAIA, fueron las armas perfectas para contrarrestar la propaganda alemana que se estaba filtrando por algunos medios de comunicación de la época: la radio, prensa, cine. Aun así, Estados Unidos logró cumplir con su objetivo, el de obtener el cambio de opinión en la población mexicana y latina frente la posición de la guerra.
Por lo tanto, nos podemos dar cuenta de la magnitud de la intervención del gobierno estadunidense por medio de la OCAIA, pues resultó ser parte de la creación de estereotipos e imaginarios que se formaron durante esta etapa del nacionalismo mexicano y que aún siguen vigentes dentro de la cultura de México y que son todavía formas por las cuales somos identificados en el exterior.
En el caso especifico del cine, al cual nos concentramos para dicho trabajo, podemos ver lo importante que fue para la industria cinematográfica mexicana este programa propagandístico, pues logró crecer enormemente durante la década de los 40, y que por tal motivo Emilio García Riera años después lo denominó como “cine de oro”, pero oro para los productores estadunidenses y para los actores y directores de México que crearon un star system a la mexicana, que a su vez formaron parte de la creación del imaginario mexicano con sus personajes y tramas, representando estereotipos de la cultura popular, que le sirvió a la élite cultural para poder reinventar el ser mexicano que tanto preocupaba a éstos, pues por medio de este sentimiento y la evocación de formas indígenas e históricas se podría lograr el objetivo planteado desde hace varios años de la unión nacional, y gracias a los recursos del cine con sus personajes de revolucionarios, charros, adelitas, fiestas, fandangos, el campo y lo indígena, llegaron a ser elementos clave para que la cultura mexicana a pesar de ser heterogénea pudiera integrarse en una sola nación por algún momento, pues el nacionalismo se fue transformando conforme a sus necesidades y fue excluyendo a algunos de esta identidad nacional.
Archivos.
Archivo General de la Nación, México:
Fondos: Manuel Ávila Camacho.
Fondo: Investigaciones Políticas y Sociales.
National Archives of Washington.
Record Group 229
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Alemania Libre
Diario Oficial de la Federación
El Popular
El Universal
La Prensa
Recursos electrónicos.
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[1] El armisticio se firmó el 11 de noviembre de 1918 en Compiegne, pero trascurrieron varios meses para que en la Conferencia de Paz de París pudiera ser firmado, que entraría en vigor hasta el 10 de enero de 1920. Además es básicamente un acuerdo de paz entre los aliados y Alemania, pues cada país firmó su tratado y fue nombrado según el lugar y país. Eric Hobsbawm. Historia del siglo XX. España, Crítica, 2006. p: 39. El 10 de septiembre se firmó en Saint-Germain-en –Laye, el pacto entre Aliados y Austria-Hungría; en Sevres el 10 de agosto de 1920, entre Aliados (menos EU) y el Imperio Otomano; en Trianon el 4 de junio de 1920 con Hungría; en Neuilly el 27 de noviembre con los Aliados y Bulgaria.
[3] Modesto Seara Vázquez. La Paz precaria de Versalles a Danzig. México, UNAM: Facultad de Ciencias políticas y Sociales, 1979. (Documentos 4).
[5] Lorenzo Meyer. La marca del nacionalismo. México, Senado de la República, 2000. 215p. (México y el mundo. historia de sus relaciones exteriores, no. VI). pp. 145, 146.
[6] Blanca Torres. México en la Segunda Guerra Mundial. México, El Colegio de México, 1979. (Historia de la Revolución Mexicana 1940 - 1952, # 19). p. 13, 22; Meyer, op. cit. p. 177. También se exportó petróleo a Bélgica, Suecia, Holanda y Francia.
[7] Friedrich E Schuler. “Alemania, México y los Estados Unidos durante la segunda Guerra Mundial”, en Secuencia, México, enero/abril, 1987. núm. 7. pp.173-186.
[10] El gobierno mexicano acordó el pago de 23 995 991 dólares, cantidad que se haría en seis pagos al gobierno estadounidense; también se negoció un crédito por 30 millones de dólares por parte del Export-Import Bank para la construcción de vías de comunicación, como fue el ferrocarril y carreteras. Blanca Torres, op. cit., p. 211.
[11] Blanca Torres. De la guerra al mundo bipolar. México, Senado de la República, 2000. (México y el Mundo. Historia de sus Relaciones Exteriores, # 7). p. 26. El primer convenio se firma el 19 de noviembre de 1941.
[13] Otro ejemplo claro de un “estado de neutralidad” disimulado fue el de Estados Unidos, pues desde 1939, ofrecen a Inglaterra ayuda; ésta consistía en producir armamento bélico para la contienda, como fue el intercambio de destructores por bases en algunas posiciones insulares inglesas del Atlántico Occidental, pero manteniéndose al margen del enfrentamiento con Alemania, esto significaba trasgredir la política de neutralidad. Además, el 11 de marzo de 1941, Roosvelt presenta su Ley de “Préstamo – arrendamiento”; esta ley proporcionaba una ayuda casi gratuita, borraba por anticipado las deudas de guerra, y permite a Inglaterra no efectuar ya pagos al contado por el material que se le entrega (cash and carry). Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit. pp: 11, 12.
[14] Daniela Gleizer Salzman. México frente a la inmigración de refugiados judíos 1934-1940. México, CONACULTA-INAH: Fundación Cultural Eduardo Cohen, A. C., 2000. p. 123
[15] Los Presidentes de México ante la nación. Informes, manifiestos y documentos de 1821 a 1966. Tomo IV. México, XLVI Legislatura de la Cámara de Diputados, 1966. p. 157.
[17] Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit., p.21.; En el puerto de Acapulco fue incautado el yate italiano “El Vita”, éste fue resguardado en la Base Naval de Icacos, Acapulco, Excélsior, 15 de abril 1941.
[18] Los Presidentes... op cit., pp. 157, 158; Angaria: en derecho Internacional es la obligación impuesta por un Estado a los navíos extranjeros de suspender su ruta para rendir u ofrecer un servicio en el interés de tal Estado. Constituye, desde otro ángulo, un atentado a la libertad de comercio.[...] pues aunque el Estado demandante le asegura al país del navío demandado una indemnización, puede acontecer que ésta no alcance el monto del perjuicio, resultado del paro durante las transacciones, [...]o se entiende con justicia en tiempo de guerra, pese a que ciertos Estados hayan renunciado formalmente a él... Citado en Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit., p.24.
[20] Nombres asignados a los buques incautados, los italianos: Fede como Poza Rica; Stelvio, Ebano; Tuscania, Minatitlán; Vigor, Amatlán; Americano, Tuxpan; Gorgio Fazzio, Pánuco; Genoano, Faja de Oro; Lucifer - Potrero del Llano; Atlas - Las Choapas. Buques alemanes: Orinoco – Puebla; Hameln –Oaxaca; Marina O, Tabasco; Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit. p. 26.
[22] El representante para dicho amparo del buque Orinoco fue el capitán Arthur Jost. Citado en Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit., p. 26.
[23] José Luis Ortiz Garza. México en Guerra. La historia secreta de los negocios entre empresarios mexicanos de la comunicación, los nazis y E. U. A. México, Planeta, 1989. (Espejo de México). p. 181; “El hundimiento de los buques mexicanos se dirigió más bien contra el abastecimiento de petróleo hacia Estados Unidos y de manera indirecta contra su industria de construcción de naves mercantes”, Verena Radkaud, et. tal. Los empresarios alemanes, el Tercer Reich y la oposición de derecha a Cárdenas. T.II. México, CIESAS, 1988. p. 116.
[28] Buque-tanques: Potrero del Llano hundido el 13 de mayo de 1942 por el submarino alemán U-564, tipo VII C, Faja de Oro el 20 de mayo 1942 por el submarino alemán U-106, tipo IX C, Tuxpan 26 de junio 1942 por el submarino alemán U-129, tipo IX C, Las Choapas el 27 de junio 1942 por el submarino alemán U-171, tipo IX C, Amatlán 4 de septiembre 1942 por el submarino alemán U-171, tipo IX C, Juan Casiano 19 de octubre 1944, sin registro; Barco mercante: Oaxaca 27 de julio 1942 por el submarino alemán U-171, tipo IX C, Ibid. pp.86- 88.
[29] José Luis Ortiz Garza. Ideas en tormenta: la opinión pública en México en la Segunda Guerra Mundial. México, Ruz, 2007. (Comunicación). p 184.
[33] “El gobierno mexicano concebía el Estado de Guerra como: la guerra con todas sus consecuencias pero a la defensiva; no comprometía a pagar una cuota de sangre en el conflicto; cuando mucho, una cuota económica”, Ibidem.
[36] En este mismo barco un año antes 1940, zarpó del puerto de Manzanillo rumbo a Japón, Arthur Dietrich, Agregado de Prensa de la Legación Alemana, y asiduo propagandista nazi, se le expulsó de México por considerarlo “persona non grata”. Junto con él viajaron sus 4 hijos y su esposa, Archivo General de la Nación (en adelante (AGN): Fondo Investigaciones Políticas y Sociales (en adelante IPS), exp: 2-1/362.2(725.1) 49.
[38] Francisco Peredo Castro. Cine y propaganda para Latinoamérica: México y estado Unidos en la encrucijada de los cuarenta. México, UNAM: CCYDEL, CISAN, 2004. p.179
[39] National Archives of Washington (en adelante NAW) Record Group (en adelante RG) 229, OIAA, Box 965, Radio Division Reports, p. 128. Posteriormente cuando Hay Whitney se enlista en el ejército, Francis Alstock toma su lugar como director de la División de Cine de la OCAIA, estableciéndose en México.
[42] AGFA: Aktien-Gesellschaft für Anilin-Frabrikation (Sociedad de Acciones para la fabricación de Anilina).
[43] Este Comité fue creado después de que la Asociación de Productores y Distribuidores de Películas Mexicanas sostuviera una entrevista con el Presidente Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán (secretario de Gobernación), donde se plantearon todas las necesidades de la industria fílmica mexicana y el apoyo que requerían de su gobierno. 19 de enero 1942, AGN, MAC, 432/64.
[44] Desde 1942 la OCAIA gastó 6 millones de dólares para la propaganda en América Latina y ya para 1946, al término de la guerra había ascendido a 20 millones de dólares. Ortiz Garza, op. cit., p. 172.
[47] AGN, MAC, 523.3/67. A la premier estuvieron invitados el Presidente México, Manuel Ávila Camacho, Secretario de Gobernación Miguel Alemán y Walt Disney por parte de Max Gómez, representante de RKO, 14 de diciembre de 1944.
[49] NAW, RG 229, OII, Box 235, folder “Propaganda”. Carta adjunta a memorándum de Edward H. Robins a W. k. Harrison, febrero 17 de 1942. Citado por Ortiz Garza, op. cit. p. 167.
[50] La primer película que dirige Emilio Fernández fue: La Isla de la pasión/Clipperton, 1941; además de hacer él también el guión de ésta. La trama sobre La Isla de Clipperton en el pacífico y que perteneció a México, es sobre un batallón olvidado en dicho isla.
[51] Roberto O’Quigley también fue el guionista de la película Espionaje en el Golfo, 1943. Obtenido de http://escritores.cinemexicano.unam.mx/indice.htm, 8 de diciembre 2011.
[52] Emilio García Riera. Historia documental del cine mexicano. vol. 2. México, CONACULTA-UDG, 1992. pp. 270-272.
[57] Olivia Gal, “Identidad, exclusión y racismo: reflexiones teóricas sobre México” en Revista Mexicana de Sociología, México, IIS, n° 2/2004. p. 6
[60] Anthony Smith, “Nacionalismo e indigenismo: la búsqueda de un pasado auténtico” en E. I. A. L. Tel Aviv, Universidad de Tel Aviv, vol. 1 N° 2 julio –diciembre de 1990. p. 11
[61] Para ampliar más el tema de la radio véase, José Luis Ortiz Garza, La guerra de las ondas. México, Planeta, 1992. 279p. (Espejo de México).
[62] Anthony Smith. “Conmemorando a los muertos, inspirando a los vivos. Mapas, recuerdos y moralejas en la recreación de las identidades nacionales” en Revista Mexicana de Sociología. México, IIS-UNAM, enero – marzo 1998. pp. 66-67.
[63] La radiodifusora más popular era la XEW, dirigida por Emilio Azcárraga, que desde 1929 su programación tendía a ser anti-yanqui, sin embargo, para 1940 fue puesto en las listas negras y supervisado por la OCAIA.
[64] ¡Viva México! ¡Viva América!, escrita por Ernesto Cortázar, interpreta Pedro Vargas. La Segunda Guerra Mundial y su Música, México, Discos DLB-FAMA Records, 2010, vol. 23.
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