El Estado mexicano surge de una Revolución, y como tal, su creación, sentido y existencia se decidió en la interpretación de ese acontecimiento. Tanto el Estado y la nación mexicanos se instauraron concibiéndolos desde diferentes ideologías e intereses como el proyecto surgido de esa revolución. En este espacio registraremos la investigacion de esas diversas perspectivas ideológicas, culturales e imaginarias.

lunes, 8 de octubre de 2012

Fuentes del liberalismo en México



Orlando Ruedas Mendoza


Este trabajo forma parte del proyecto de investigación que realizo dentro del Programa de posgrado para obtener el grado de Doctor en Filosofía bajo la tutoría del Dr. Ambrosio Velasco Gómez, cuyo eje principal gira en torno de la polémica sobre la nación entre el liberalismo republicano y el liberalismo conservador en México a finales del siglo XIX.

Aquí me proponga analizar brevemente las primeras expresiones liberales en México y de ubicarlas en un contexto general. El objeto de este trabajo será, una vez que concluya mi investigación en torno al pensamiento de José María Vigil, estar en posibilidad de confrontar las diferentes posturas del liberalismo en México ubicándolas en sus respectivas tradiciones.

La doctrina positivista influyó determinantemente en el discurso de una facción del grupo liberal y, asimismo, profundizó las diferencias con los defensores del liberalismo clásico. La primera se obcecó en defender su filiación al positivismo endémico porque resultaba idóneo a sus intereses de grupo, mientras que la segunda se ocupó de defender el liberalismo clásico y refrendó su vocación republicana y democrática.

jueves, 13 de septiembre de 2012

El nacionalismo criollo novohispano


Roberto I. Rodríguez Soriano

El nacionalismo que construyeron y desarrollaron los criollos novohispanos a lo largo de siglos tuvo gran repercusión e influencia en la fundamentación política que asumieron éstos en el siglo XIX al hablar de la independencia política. Conceptos políticos clave utilizados en su argumentación independentista, como los de soberanía, de igualdad y de libertad, estuvieron estrechamente vinculados a la idea de nación que asumieron en el proceso de conformación de su identidad en interrelación con los demás grupos étnicos que convivían en la Nueva España: españoles, indios, mestizos, mulatos y demás castas.


La estructuración de esta identidad, que desembocaría en un movimiento político y en la conformación de un estado moderno, conceptualizó toda una serie de elementos y características culturales y sociales que marcaron pautas que regirían las dinámicas identitarias (sociales, políticas y económicas) del estado nación moderno mexicano.

A mi juicio, muchos de imaginarios culturales y sociales conceptualizados en este periodo histórico, que claramente estaban determinados por intereses económicos y políticos particulares del sector criollo, en lo esencial siguen vigentes a pesar de los sucesos históricos nacionales que han acontecido hasta la actualidad. Tal vez los actores y las formas de sus interacciones han cambiado, pero, juzgo que en la base de esas interrelaciones siguen estando vigentes los imaginarios culturales y sociales conformados por el movimiento criollo novohispano.


La conceptualización de la nación que realizaron los criollos comienza a conformarse a través de una reivindicación cultural que adopta el nombre de “mexicana”. Una denominación que los separa étnicamente de los españoles y de los indios (contemporáneos). La nación mexicana se asumía como el resultado de un proceso histórico que le daba su justificación de ser. De allí que uno este punto central del nacionalismo cultural criollo se basaba en el estudio del desarrollo histórico. Una revisión histórica que mostraba las capacidades y el potencial cultural de las tierras americanas en general y de la Nueva España en particular. 

Para aproximarme a las ideas de nación y nacionalismo en primer lugar expondré algunos conceptos teóricos que permitirían reflexionar sobre el caso concreto del nacionalismo criollo novohispano. 



jueves, 3 de mayo de 2012

Tequila: símbolo, patrimonio e imaginario mexicano


Liliana López Levi


Para integrar a población diversa en un territorio nacional se requiere darle sentido a la unión, crear elementos comunes e identidades. Para ello, son útiles los símbolos que le dan sentido a la amalgama, a la asociación de los grupos diversos. Para configurar el imaginario mexicano se crearon en primera instancia símbolos patrios. Con paso del tiempo, se fueron uniendo otros elementos entre los que podemos mencionar atuendos, canciones, platillos, bebidas e incluso elementos del paisaje. En fin, una serie de cosas que por todo el mundo se identifican con México.

En particular el Tequila es una bebida, que desde mediados del siglo XX se posicionó como  uno de los símbolos más importantes de la mexicanidad. A ello contribuyeron la época de oro del cine nacional, de la radio y la canción mexicana, así como un periodo en el que los gobiernos dedicaron grandes esfuerzos en construir una ideología nacionalista.

La bebida se llama Tequila, en honor a su lugar de origen, un pueblo de Jalisco donde se establecieron muchas empresas destiladoras. Sin embargo, el territorio involucrado es más amplio, se trata de la zona donde se produce el agave azul. Se trata de la región donde se reconoce la denominación de origen, donde el paisaje agavero se ha convertido en patrimonio de la humanidad y donde se han establecido rutas turísticas. La bebida y la región han servido y acompañado a los impulsores del desarrollo y del progreso, desde los tiempos del discurso nacionalista hasta el actual que coloca al turismo como estrategia prioritaria a nivel nacional para generar crecimiento económico y bienestar social.


El presente trabajo se enfoca en el caso del Tequila, la bebida y de Tequila, la región y el pueblo, para analizar la forma en que un símbolo de lo mexicano se vuelve territorio y es posteriormente utilizado para beneficio de unos cuantos. Con base en ello, se hace una reflexión sobre el uso político, económico y cultural del imaginario de lo mexicano para la justificación de prácticas sociales, que en concordancia con el sistema capitalista, producen exclusión y siguen la lógica del consumo.


martes, 10 de abril de 2012

El exilio incómodo; México y los refugiados judíos, 1933-1945. Daniela Gleizer



Gleizer Daniela; El exilio incómodo; México y los refugiados judíos, 1933-1945. El Colegio de México y la UAM-Cuajimalpa, México 2011.


INTRODUCCIÓN:

I: Hace ya muchos años me topé en el Archivo de la Secretaría de Relacio­nes Exteriores con una circular confidencial emitida por la Secretaría de Gobernación en abril de 1934 que prohibía, entre muchas otras, la inmigración judía a México, y que estuvo vigente hasta mediados del régimen de Lázaro Cárdenas, cuando fue sustituida por otras disposiciones que, en la práctica, le dieron continuidad. Este libro es resultado, en buena medi­da, del intento por comprender dicha prohibición en el contexto interno -- del cardenismo —-y su generosidad ante el exilio español republicano— y en el escenario del nazismo, cuando la búsqueda de refugio se convirtió para gran parte del pueblo judío en la única posibilidad de supervivencia.




martes, 20 de marzo de 2012

El Nacionalismo Económico Cardenista

Martha Sánchez 


Abordar el tema relativo al cardenismo no es tarea fácil. La  historiografía relativa a dicho periodo es cuantiosa y tanto la historiografía oficial como sus críticos han contribuido en la configuración de una figura emblemática en el imaginario nacional y sin duda, pieza clave en la conformación del sistema político mexicano actual.

La presentación se avoca al nacionalismo económico cardenista, en mi opinión, más como   consecuencia de las condiciones prevalecientes bajo su gobierno y a la postura un tanto “radical” de algunos de sus colaboradores, como Francisco Múgica, que por decisión personal.

El periodo cardenista presenció un complejo juego de fuerzas políticas en acción enmarcado en un contexto internacional crítico. La conflagración mundial, el liderazgo obrero a nivel nacional e internacional, el descontento campesino, los poderosos cacicazgos locales que controlan a las  bases campesinas a través de organizaciones regionales, el gabinete dividido en facciones y  la confrontación entre Calles y Cárdenas. En fin, en este intrincado escenario asume el poder ejecutivo el Gral. Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940). Su cercanía a Plutarco Elías Calles hace suponer que se sometería a las decisiones de este último.

Es importante destacar que la trayectoria política de  Lázaro Cárdenas inició cuando se adhiere al movimiento constitucionalista, en contra del régimen dictatorial de Victoriano Huerta, bajo la dirección de Venustiano Carranza (Plan de Guadalupe 1913) y en 1920, fiel a Calles, y subordinado en ese momento al Gral. Arnulfo
Gómez, se incorpora a la rebelión anticarrancista a través del movimiento de Agua Prieta[1].

 Levantamiento que culmina con el asesinato del Primer Jefe  del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza (1920). Lázaro Cárdenas asumió entre otros cargos: La Secretaría de Guerra y Marina en el gobierno interino de Adolfo de la Huerta; La Secretaría de Gobernación bajo el gobierno de Álvaro Obregón; y la gubernatura  de Michoacán (1928-1932).

La trayectoria político- militar de Lázaro Cárdenas estaba  ligada a su estrecha relación con Plutarco Elías Calles. Al aceptar su candidatura al gobierno de Michoacán, Cárdenas expone lo que él llamó su “criterio político-social” y declaraba abiertamente su admiración por Calles y por Álvaro  Obregón por el interés de ambos de resolver los problemas sociales del pueblo.La crisis política que convulsionó al país a consecuencia del asesinato de Álvaro Obregón (17 de julio de 1928) Cárdenas se alineó activamente al lado de Calles e incluso consideraba necesario que éste continuara un tiempo en el poder[2] En suma, el apoyo de Calles fue determinante en su ascenso a la Presidencia de la República.


lunes, 27 de febrero de 2012

EL CINE MEXICANO COMO PROPAGANDA BÉLICA

                                                                                                Claudia V. Sánchez Vernal

El medio cinematográfico en Lationamerica fue dirigido por Estados Unidos a través de la OCAIA. A partir de la década de los 40s. Sin embargo, un par de años antes en 1938 y 1939 en Latinoamérica, el cine de mayor éxito era el cine argentino, ya que mucho de este fue auspiciado por empresas alemanas como la Siemens, AFGA (quien proporcionaba película virgen), además de ser apoyado por el gobierno alemán, por medio del Banco Germánico de Argentina. Esto fue porque Agentina se había declarado neutral ante la guerra y los alemanes vieron la posibiliad de tener un aliado discreto en el ámbito de los negocios, pues tanto Argentina, Brasil y Uruguay proporcioanaban materias primas para la guerra, además de poder infiltrar con mayor facilidad propaganda nazi en aquel país, todo bajo intereses económicos.

A pesar de que los gobiernos británicos, quienes fueron los primeros en tener la iniciativa de manejar el cine argentino, para contarrestar la influencia nazi, no pudieron contra la excelente y traicionera actitud d elos Estados Unidos por medio de la OCAIA, pues poco a poco fueron boicoteados sus proyectos fílmicos en aquel país. Y no sólo los británicos perdieron la guerra fílmica en esos años, sino también el cine argentino pues Estados Unidos declaró a muchos cineastas argentinos pro-nazis, agregándolos a las listas negras,  además de que fueron racionalizando la película virgen para el cine argentino pues para ese entonces era imposible importarla de Europa por la guerra en el Atlántico. Así fue creciendo la industria fílmica mexicana, a costas de la argentina, pues la OCAIA había percibido que el cine mexicano había sido bien aceptado en toda Latinoamérica con su reciente éxito Allá en el rancho grande (Fernando de Fuentes, 1936), pues las audiencias latinas preferían el género del "melodrama ranchero" que el cine hollywoodense. Por lo tanto, la OCAIA y su división de cine en México la organizaron en dos ramas: películas comerciales y noticieros, para aplicar su própaganda bélica pro-aliado en toda Latinoamérica.



viernes, 4 de noviembre de 2011

Justo Sierra y la nación mexicana

Orlando Ruedas Mendoza                                                                                                     
En la cruz del helénico guerrero
La Patria, santo amor, nos ilumina;
La libertad albea matutina
Del tracio esclavo en el suplicio fiero.
Uno hay mayor del Gólgota el madero;
Porque en el ser de paz que allí se inclina
El alma en sus anhelos se adivina
Que está crucificado en el hombre entero.
De esas tres hostias de una gran creencia,
Sólo Jesús resucitó y alcanza
Culto en la cruz, señal de su existencia.
Es que nos ha dejado su enseñanza,
Un mundo de dolor en la conciencia
Y en el cielo una sombra de esperanza.
Tres cruces. Justo Sierra

Se llegaba el fin de siglo. Porfirio Díaz pensaba en la próxima reelección. El llamado grupo de los “científicos” compartían el poder desde el Congreso y las Secretarías de Estado. Era tiempo de mostrar hacia el interior y el exterior la evolución sin precedente alcanzada por México en casi un cuarto de siglo. José Yves Limantour, titular de la Secretaría de Hacienda, eligió a los dos hombres idóneos para dar fe de ello. Santiago Ballescá, editor de México a través de siglos, haciendo gala de lo más avanzado en tipografía daría forma a la gran obra.Justo Sierra Méndez, el insigne intelectual campechano, la dirigiría. El plan de la obra era mostrar el progreso en los ámbitos social, económico, cultural, militar, jurídico, político, en fin, una revisión total y unificada de la historia del país que desembocaría en el diagnóstico de la era actual. Las primeras monografías fueron encargadas a diferentes autores, la mayoría de ellos funcionarios del gobierno, mientras que el diagnóstico final sería elaborado por el mismo Sierra. Al respecto de éste, afirma Álvaro Matute: “El panegírico nunca llegó. Sierra emprendió lo que puede considerarse como la mejor síntesis de la historia mexicana nunca antes   elaborada”. En esa síntesis Sierra encontró un “falla”, la mano firme que debió conducir el destino del país en tiempos de crisis, tendría que ser sustituida por un pueblo bien constituido capaz de gobernarse para emprender su verdadera evolución política. Y Sierra, agrega Álvaro Matute, se atrevió a “escribirlo en un libro publicado bajo patrocinio oficial que sería distribuido en versiones inglesa y francesa en las legaciones diplomáticas para mostrar al mundo la evolución social mexicana".

lunes, 10 de octubre de 2011

El proyecto de nación en la postura liberal cristiana de Antonio Caso


La Revolución mexicana había sumergido a la nación en el caos que tanto asustaba a los positivistas. Había fracturado la fachada de la bonanza porfirista. El juego de fuerzas desatado por la guerra hizo patente las brutales desigualdades sociales, culturales, económicas y políticas sobre las que se fundaba la nación. De manera que el fin de la Revolución marcó para muchos intelectuales la posibilidad de diagnosticar y proponer soluciones a esas grandes desigualdades.

En este sentido, Caso se ocupó del diagnóstico nacional. Sin embargo, ese diagnóstico partió de herramientas conceptuales producidas por los mismos imaginarios culturales que generaban las desigualdades y las soluciones propuestas, al no salir de ese andamiaje conceptual, no podían más que continuar esa dinámica.

A los grandes problemas nacionales de la posrevolución, que no sólo se originaron debido a las dinámicas internas de la nación, se sumaron problemas internacionales de gran envergadura que implicaban directa o indirectamente a México. Caso enfatizó la necesidad de responder a esos problemas mundiales pero siempre a través de lo que en su balance consistía la experiencia nacional propia, ya que otra forma estaba condenada al fracaso y a la repetición histórica. Se imponía la necesidad de posicionarse ante el surgimiento de los Estados totalitarios, los fascistas y el socialista, porque, en un proceso de reconformación nacional, México era vulnerable a las fuerzas sociales y políticas internas y externas. La experiencia histórica había dejado grandes enseñanzas a Caso. México no podía caer nuevamente en alguna forma de Estado totalitario. En el plano intelectual la manera de combatir esta posibilidad real era desestructurando los fundamentos del totalitarismo y proponiendo los fundamentos de otra forma de organización estatal. Caso asumió, en su imaginario de construcción nacional, como la mejor forma de organización estatal a la democracia, pero una democracia adecuada a las “circunstancias nacionales reales” y soportada por una ética basada en el personalismo cristiano; una democracia liberal elitista e ilustrada que debía desembocar en un nacional-socialismo con características muy particulares.

Para sostener las tesis planteadas he dividido en dos partes la exposición. En la primera, que juzgo determinante para comprender la postura de Caso, expongo los referentes históricos-ideológicos-intelectuales en los que Caso estuvo imbuido. En la segunda parte hago una exposición de las premisas filosófico políticas casianas sobre el Estado totalitario, sobre la noción del personalismo cristiano y sobre la democracia liberal a que debía tender México. Premisas que fundamentaron su proyecto de nación.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Los grupos indígenas y el proyecto de nación de Manuel Gamio

Tras cumplirse en el año 2010 doscientos años del inicio de la Independencia de México y un siglo del aniversario del comienzo de la Revolución resurge la interrogante sobre la importancia y significación de esos procesos socio-históricos hoy día, especialmente por la manera en que marcaron de forma indeleble la historia de México; y más en el contexto actual caracterizado por cambios de diversa índole –social, cultural, económico- que hacen cuestionarnos las ideas que sobre el estado nacional teníamos por buena parte del siglo XX. En consecuencia, también se someten a escrutinio las narrativas, debates, discursos y posturas políticas sobre las cuales se fundaba el sustrato ideológico de los proyectos de nación y cuyo origen se remonta a los inicios de la centuria pasada. Hace falta una relectura crítica –reconstructiva y retrospectiva- de los imaginarios y las genealogías conceptuales sobre las que se basaron los nacionalismos mexicanos de variados cuños ideológicos –liberales, socialista y conservadores- durante principios del siglo XX, y que, además, nos remiten a autores tan variados y disímiles como Manuel Gamio, Justo Sierra, José Vasconcelos, Vicente Lombardo Toledano y los muralistas, entre muchos otros.

Uno de los autores menos abordados a este respecto ha sido Manuel Gamio, quien participó activamente en el proceso de reconstrucción de México, después de la Revolución de 1910. Por ello, desde una perspectiva histórico-antropológica, el presente trabajo, aborda, de manera general, cuál fue la representación de los indígenas y el lugar de estos grupos en el proyecto de nación (patria) que Manuel Gamio esbozó en Forjando Patria (1916), en el contexto de la parte final de la etapa armada de la Revolución y en el marco de los antecedentes inmediatos de la Constitución de 1917, preámbulos del inicio de la construcción del proyecto nacional...